A la hora de contratar una tarjeta de crédito para la empresa es aconsejable analizar detalladamente dos variables fundamentales: qué comisiones cobra la tarjeta y qué tipo de interés aplica.

En la actualidad es fácil encontrar diversas tarjetas de crédito que no cobran nada por darlas de alta, ni por su renovación anual, pero sí que tienen un interés muy elevado, superior al 20% anual, por lo que se pueden convertir en un grave problema económico para la empresa.

Cuando se aplaza un pago, la entidad cobrará un interés que se expresa en términos mensuales, a  diferencia de la mayoría de los productos financieros, cuyos periodos son anuales. Así, si el interés es del 2%, realmente será del 2 x 12 meses = 24 % anual, muy parecido al descubierto en una cuenta…

Por ello, hay que fijarse en el interés nominal anual (TIN) que nos dará una visión más real de lo que vamos a tener que pagar. Pero, además del TIN hay que fijarse en la TAE que es la variable que indicará cuál es el coste real del crédito ya que incluye no sólo el interés sino además otros gastos, como las comisiones.

Se pueden encontrar tarjetas que cobren por debajo del 20% de TAE, pero normalmente deberás contratar algún tipo de cuenta específica en la entidad bancaria.

Resumiendo, la tarjeta de crédito puede ser útil para momentos puntuales, pero para desfases en la tesorería es mucho más rentable conseguir un préstamo, con intereses mucho más bajos.